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Qué sucede después

La luz que entraba por la ventana era suave y cálida, como si el sol intentara ser delicado conmigo.

Estaba acostada en la cama, mirando al techo. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar anoche. Aún sentía el dolor en el pecho. Era un tipo de dolor extraño — no agudo, no repentino, sino profundo y...