Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 47. Adictos al pecado.

Killian Deveraux

La sangre se me heló.

No pude evitar apretar la mandíbula.

—Cálmate, hermano.

—¡No me voy a calmar! —bramó la voz al otro lado—. ¡Te conozco! Tú no te enamoras, solo te follas a las mujeres y las usas, pero a ella no, Killian, no quiero problemas con mi mujer, solo porque no qu...