




CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 3
Durante el día, luego de superar los malestares matutinos, Holly se iba a casa de su amiga Shauna y, aunque no le decía lo que estaba sintiendo, con ella se sentía a gusto y comía uno que otro bocadillo, bebiendo mucha agua.
–Te vas a ahogar con tanta agua que tomas.
–Shauna, solo estoy cuidando mi piel.
–No me vengas con eso, ¿desde cuándo te preocupas por esas cosas?
–Desde hace algunos días.
–¿Hacemos las postulaciones a la universidad? –preguntó Shauna, pasando rápidamente a otro tema.
–¿Qué vas a elegir?
–Me mantengo con Derecho Mercantil, realmente quiero seguir los pasos familiares.
–Qué bueno, yo voy a alejarme del negocio inmobiliario, pero estoy indecisa entre Medicina y Arquitectura.
–Holly, eso es como que me digas que no te decides entre ser Stripper o Monja, ninguna tiene que ver con la otra.
–Por eso dije que estoy indecisa.
–Bueno, todavía tienes tiempo, con esas referencias tuyas lo que escojas te será concedido. El director lo dijo claramente al entregarte su recomendación.
–Aun así, sé que debo decidirme rápido.
Las amigas conversaban, veían películas y así transcurrieron las horas. Se hizo de noche y Holly, como era su costumbre, se fue caminando desde la casa de Shauna hacia su casa, ese era un recorrido que hacía con frecuencia.
Una rutina muy conocida por su hermana Isela, quien le había dado todos esos datos con mucho detalle al hermano de Elena, que ya se había asociado a dos hombres como él sin escrúpulo alguno y quienes se mantenían al acecho, esperándola…, escondidos entre los árboles.
Al verla, la sometieron y abusaron salvajemente de ella esa oscura noche en el parque que, confiadamente atravesaba cada vez que visitaba a su amiga Shauna, solo para recortar camino.
Allí fue encontrada, al amanecer del día siguiente, por un par de corredores que la cubrieron con sus chaquetas al ver sus ropas desgarradas, se comunicaron con emergencias, la trasladaron a una clínica y se quedaron a la espera, preocupados; horas después, cuando ella recuperó el sentido les agradeció muchísimo y les pidió que llamaran a Shauna y a Hugo.
–Milagrosamente no perdió su embarazo –dijo el médico y el corazón de Holly se saltó un latido.
Shauna y Hugo no salían de su asombro, pero su amiga pronto anunció:
–Voy a buscar a Jonathan y lo traeré por una oreja si es necesario.
–No, no lo hagas –pidió Holly con sus ojos anegados en lágrimas.
–¿Qué pasa amiga? –indagó Hugo abrazándola.
Entre sollozos e hipidos les contó a sus amigos lo que recordaba del día de la fiesta y dónde había despertado.
–¿Cómo es eso posible? –exclamó Shauna–, tu hermana nos dijo que te había enviado a casa.
–A mí me dijo que cada uno había encontrado compañía y se habían ido del club.
–¿Qué habrá hecho la bruja esa? –preguntó Hugo visiblemente molesto.
–Seguro puso algo en tu bebida y contrató a algún sinvergüenza para que pasara la noche contigo, de verdad que a quien me provoca traer por una oreja es a ella, ¿cómo puede ser tan mala? –comentó Shauna.
–No puedo hacer nada, no recuerdo y tampoco hay pruebas contra ella, solo sé que llegó muy temprano a la habitación, me regañó y me sacó de allí.
–Claro, ¿cómo sabía dónde buscarte? Mira que yo he aprendido mucho viendo mis series policíacas –señaló Hugo.
Minutos después dio sus declaraciones a la policía, pero ella no vio a los hombres, no estaba segura si eran dos o tres, nadie más vio el ataque y tal parecía que todo quedaría así.
La habían golpeado, los hematomas en su rostro lo evidenciaban y, además, tenía el hombro derecho y el codo izquierdo dislocados así que se mantendría hospitalizada gracias a la intervención del padre de Hugo que era accionista de la clínica donde estaba recluida.
Hugo y Shauna también le agradecieron efusivamente a la pareja que la había rescatado y acordaron mantenerse en contacto, para informarse sobre la situación de Holly.
Allí mismo sus amigos localizaron a un ginecólogo que la examinó y le confirmó el embarazo, dándole todas las indicaciones médicas pertinentes, Holly volvió a llorar con mucho sentimiento.
–No puedo quedarme en mi casa en esta situación, me harán la vida imposible –afirmó sin considerar siquiera interrumpir el embarazo.
–Holly –llamó su atención Hugo–, sabes que yo me inscribí en la escuela de medicina para complacer a mi padre y no causarle más inconvenientes, ya el pobre duerme sentado en la sala esperando a que yo regrese, la preocupación y el desencanto lo están consumiendo; yo sé que lo herí mucho cuando le confesé sobre mis preferencias sexuales, él ha hecho su mejor esfuerzo, pero no está bien y no quiero dañar más nuestra relación, en realidad ha sido comprensivo y me ha respetado, pero apenas me habla. Sin embargo, mi sueño es otro, mi pasión es la cocina, quiero ser chef y abrir mi propio restaurante.
–Eso es muy hermoso amigo mío.
–Holly, vámonos de aquí –pidió colocando sus manos a modo de ruego–, he estado investigando y hay una escuela gastronómica muy prestigiosa en España, con tu estado actual, mi propuesta es ideal.
–Dios, se me encoge el corazón escuchándolos –intervino Shauna–, yo no puedo moverme de aquí por ahora, pero Holly, yo también creo que esa es tu salida triunfal. Tierra de por medio y bien lejos de tu tóxica familia.
–Sí amiga, vámonos de aquí, así no tendrás que volver a verle la cara a la cobra venenosa de tu hermana.
A fines de esa semana le dieron de alta, llegó a su casa donde estaban todos reunidos en el salón con la planificadora de bodas de su hermana, aparentemente ninguno de los miembros de su familia se percató de su ausencia, ni parecía que les importara dónde había estado ya que tampoco le preguntaron, así que se detuvo en la entrada y anunció:
–Me iré del país.
–Pero vas a perderte la boda de tu hermana… Ahora tendré que inventar una buena excusa.
Isela la miró y respiró aliviada, no sabía si su acción había dado los resultados esperados, pero si Holly se iba del país, era lo mejor que podía pasar.
El día de su salida del país junto a Hugo, Shauna los llevó al aeropuerto, ella iniciaría su carrera para convertirse en abogada y asociarse al bufete de sus padres; se abrazaron un largo rato, se secaron las lágrimas unos a otros y Shauna les dijo:
–Cada tiempo libre iré a visitarlos.
–Te esperaremos encantados amiga –señaló Holly.
–Voy a comprar un sofá-cama exclusivo para ti –ofreció Hugo.
Volvieron a abrazarse cuando anunciaron el abordaje de su vuelo, entre besos y promesas Hugo tomó de la mano a Holly para avanzar por el largo pasillo que los conducía hacia el avión que los llevaría a su preciado destino, donde esperaban iniciar una nueva vida.