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Vida de padre soltero

La vista es demasiado para mí. Lo necesito y lo necesito ahora.

No tengo que hablar, es como si él sintiera mi anhelo. Me lleva en brazos y me deja caer sobre la cama. Levanto las piernas y él me quita la ropa interior. Mis partes más profundas y húmedas palpitan con anticipación mientras él se arrodilla entre mis piernas al borde de la cama.

-Hueles tan bien y sabes aún mejor -murmura mientras hunde su cara en mí-. Quiero que te corras en mi lengua.

Arqueo la espalda y cierro los ojos mientras me lame. Sabe lo que hace. Agarro su cabello y me retuerzo en la cama mientras su lengua me lleva a lugares a los que Jasón no podría llevarme.

-Oh, Dios -gimo-. Ya casi estoy ahí. Ya casi estoy ahí.

No se detiene. Levanta el brazo y frota mi pezón con movimientos circulares. Mi rostro se contorsiona bajo la máscara. Es demasiado para mí. Sus estimulaciones rítmicas me llevan a un orgasmo poderoso mientras su lengua permanece sobre mí, guiándome a través de las olas rompientes de mi placer.

Mierda. Mierda. Mierda.

-Joder. -La palabra se escapa de mi boca jadeante mientras el orgasmo se calma.

Abro los ojos y por un segundo olvido dónde estoy.

Se sube encima de mí, su peso es una sensación agradable, como una manta cálida y pesada en una noche fría. Me agacho y lo coloco en mi entrada palpitante. Sus ojos no se apartan de los míos mientras me llena centímetro a centímetro. Jadeé cuando entró en mí.

Dios, eso se siente caliente.

Me besa mientras espera que me acostumbre a sentirlo dentro de mí. Me saboreo en su lengua. Se mueve dentro de mí, masajeando mis profundidades con sus embestidas. Agarro su ancha espalda mientras mis piernas rodean su cintura. Respondo a sus embestidas cada vez más intensas con mis propias sacudidas.

Estamos sincronizados, lo cual es una locura ya que somos desconocidos.

-Puedo sentir lo mojada que estás. Eres tan cremosa alrededor de mi pene -gruñe en mi oído y casi me convierto en mantequilla en sus manos.

Me envuelvo a él y me siento más cerca de él que de nadie más en años. Puedo sentir que su orgasmo se acerca y también puedo sentir que se acerca otro mío. Cierro los ojos y me concentro en la sensación de tenerlo dentro de mí.

No me lleva mucho tiempo. No nos lleva mucho tiempo. Llegamos al clímax juntos, nuestras bocas besándose ahogan nuestros sonidos de placer. La última ola de orgasmo nos sacude mientras nos estremecemos en los brazos del otro.

Se aleja de mí, sonriendo bajo su máscara. Me doy cuenta de que también hay una sonrisa en mi rostro. Tampoco siento la necesidad de cubrir mi cuerpo desnudo, lo cual es extraño porque normalmente soy cohibida. Me acerco más a él y pongo mi cabeza sobre su pecho.

̶ Eso fue...

̶ Fue increíble, digo.

-Lo haces mucho -la sonrisa todavía está en su rostro.

̶ ¿Hacerlo?

̶ Interrumpe. Ya me lo has hecho tres veces.

Casi lo interrumpo para decirle que no es cierto, pero me doy cuenta de la ironía.

-Vaya. Nadie me había dicho eso antes.

̶ Probablemente porque los interrumpiste antes de que pudieran pronunciar las palabras, se ríe.

Me aparto y le doy un puñetazo en el brazo, y él se ríe aún más, un sonido estruendoso que disfruto oír. Me uno a él. De repente, me doy cuenta de la naturaleza surrealista de la noche. Acabo de tener sexo sin protección con un extraño enmascarado y ahora estamos acostados en una habitación de hotel riéndonos juntos.

Se pone de pie; su cuerpo alto y musculoso parece brillar por el sudor y las luces de la lámpara de araña de la habitación. Su cabello negro cae sobre su máscara. Mi mirada se posa en su longitud y puedo ver que todavía está duro.

̶ Es al mismo tiempo una maldición y una bendición, dice de repente.

Aparto la mirada de su erección y lo miro. Está radiante. Me da vergüenza que me hayan pillado mirándolo.

̶ Voy al baño, dice. ̶Será mejor que estés aquí cuando regrese. Pediré el servicio de habitaciones.

-¡Espera! -grito, y él se detiene en seco. De repente me siento tonta.

-¿Qué pasa? -se acerca a la cama; puedo notar que siente curiosidad debajo de la máscara.

-No... Ugh. -Me río nerviosamente.

Se sienta en la cama, quedando un pequeño espacio entre nosotros. De repente me siento cohibida. ̶ ¿Qué?, dice con voz suave.

-No suelo hacer esto -le explico-. Nunca lo había hecho antes.

No puedo explicarlo, pero siento la necesidad de hacerlo. Quiero que sepa que lo que acabamos de hacer es especial para mí y que no ando por ahí haciéndolo. Me pregunto si a él le sucede lo mismo. De alguna manera, lo dudo.

̶ ¿Qué quieres decir? ¿Nunca antes has tenido sexo increíble con un extraño enmascarado en una fiesta de máscaras?

Casi digo que sí cuando me doy cuenta de que está siendo sarcástico. Le doy otro puñetazo mientras se ríe.

̶ Golpeas e interrumpes. Eres exactamente mi...

-Tu tipo -interrumpo a propósito.

-Iba a decir el tipo que hay que evitar -dice sonriendo-. Ves, te equivocas.

-Sí, claro. Yo digo tonterías. Soy exactamente tu tipo.

Compartimos otra risa.

̶ ¿Por qué lo hiciste?

La pregunta me sorprende, y me sorprendo aún más cuando respondo con la verdad: ̶ Alguien hizo algo que arruinó todo para mí, y vine aquí esta noche para intentar sentir otra emoción además de la ansiedad que he estado sintiendo durante las últimas semanas.

Asiente lentamente sin insistir en que le dé más información. ̶ Lo siento por todo.

-No te preocupes. No es tu culpa.

̶ Aun así, el mundo empuja a la gente hacia abajo. Debemos estar ahí los unos para los otros como podamos, así que lo siento.

La sinceridad de su voz hace que mi corazón se acelere. Se levanta de la cama y camina hacia el baño. Observo su trasero redondo y esbelto mientras se va y creo que es lo más lindo que he visto en mi vida.

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