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Pesadilla de padre

Asiente y se acerca más, con la cabeza casi dentro de mi coche. Retrocedo; el olor a ron me marea. -Ese hombre te quitó el terreno, Lidia . Llegó al pueblo como un pez gordo, ¿y se supone que todos debemos besar el suelo que pisa? Si no trabajara para él, le daría... ¡le daría un puñetazo en la mand...