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Capítulo 6: UNA NUEVA FAMILIA.

ROWAN

—Bueno, ¿quién está hablando?— exige el hombre.

Vamos a morir.

Voy a morir.

Puede que no sepa mucho sobre el mundo exterior, pero sé esto, la manada del Valle es despiadada con los forasteros.

—¡Captúrenlos!— ordena el hombre y los lobos comienzan a avanzar hacia nosotros.

—¡Esperen! ¡Esperen!— dice Lisa mientras se pone de pie. —Ha habido un malentendido y podemos explicarlo...

—Cuando diga correr, corres— me susurra Rina.

—¿Qué?

—Shh. Lisa está ganando tiempo, lo suficiente para que tengamos un momento. ¿Qué te parece volver a meterte en el río?

—Una opción preferible a morir en la manada del Valle— respondo.

—Sabía que me caías bien.

Volvemos a prestar atención a la conversación de Lisa, y aun así no puedo entender lo que está diciendo.

—...y luego había lobos rabiosos saliendo de todas partes y ¡Ahora!

Mi cuerpo reacciona antes de que mi cerebro lo asimile, lanzándome de nuevo al agua y comienzo a nadar por mi vida.

Escucho dos chapoteos más que se unen a mí en el agua, así como los gritos resonantes de los lobos en la orilla.

No me giro para comprobar si nos siguen, el instinto de supervivencia es tan fuerte en mí.

Finalmente, nos sacamos del agua y llegamos a tierra firme.

—Eres rápida, wow— jadea Rina mientras cae de espaldas, respirando con dificultad mientras mira hacia el cielo.

—No quería morir— respondo.

—Ella es divertida— añade Lisa.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora?— pregunta Rina.

—¿Qué quieres decir? Acabamos de escapar.

—Me refería a Rowan aquí, ¿cuál es tu plan?

—No... realmente no tengo uno— digo. —Estoy bastante perdida sobre qué hacer.

—¿Es tu primera vez fuera de tu manada?— pregunta Lisa.

Dudo antes de responder, sin saber realmente qué decir.

Si digo que sí, preguntarían por qué estoy sola y embarazada, y no puedo decir que no porque, como ella dijo acertadamente, no huelo a una renegada.

—Sabías de la manada del Valle, y estabas con razón aterrorizada. ¿Por qué sabrías eso si no has estado fuera de tu manada?

Oh, eso es fácil.

—Mis padres murieron luchando contra su manada— respondo.

—Ya veo. ¿Tu manada sobrevivió?

—Sí.

—Entonces, eres de la manada Wade o de la manada Obsidiana.

—¿Qué?— pregunto, sorprendida de cómo lo averiguó. —¿Por qué dices eso?

—Son las únicas dos manadas que han logrado sobrevivir a una pelea con la manada del Valle, todas las demás que se atrevieron han sido aniquiladas.

—¿Son realmente tan buenos?— pregunto con curiosidad.

—Oh, no tienes idea— responde Rina. —Bajo el anterior Alfa, eran peligrosos, duros, uno pensaría dos veces antes de desafiarlos. Pero ahora, bajo su hijo, están en un nivel completamente nuevo. En lugar de siquiera pensar en desafiarlos, las manadas, los renegados y todo lo demás se mantienen bien lejos de ellos.

—Son más despiadados, peligrosos, letales —añade Lisa—. Y especialmente implacables con los renegados.

—No tienes idea de lo afortunadas que somos de haber escapado, sanas y salvas —termina Lisa.

—¿Lo somos? ¿Realmente estamos a salvo de ellos? —pregunto—. ¿Cómo sabes que no vendrán a buscarnos?

—Bueno, el hecho de que no se molestaron en meterse al agua con nosotras fue una pista. Además, estoy bastante segura de que dejamos su territorio hace varias millas. Y no se molestan en salir de su tierra a menos que sea completamente necesario.

—Eso me lleva a mi siguiente pregunta —dice Rina—. ¿Qué hacemos ahora? ¿Tienes algún plan?

—Ninguno. Mi... salida del grupo no fue... realmente planeada.

—Hmm, ¿qué tal si te unes a nosotras?

—¡Rina!

—¿Qué?! Está sola, embarazada y asustada. Claramente nunca ha estado fuera del grupo, mucho menos sola, ¡no tiene nada! —le dice a su hermana—. ¿Esperas que la dejemos sola?

—Yo...

—Cállate, estoy hablando con mi hermana —me interrumpe.

—Claro.

—No digo nada de eso —responde Lisa—. Solo digo que tenemos que preocuparnos por nosotras mismas...

—¡Exactamente! Podemos agregarla a nuestro grupo. Más compañía. Lo que significa otro par de ojos y además no tendré que lidiar con tu personalidad soleada todo el día.

—Puedo manejarme sola —digo, hablando antes de que Lisa pueda responder—. No tienen que incomodarse por mí. Me las arreglaré.

—¿De verdad? ¿Cómo? —pregunta—. Ni siquiera conocías la tierra en la que estabas. Lo único que tienes son las ropas que llevas puestas y habrías muerto si no te hubiéramos sacado del río. Perdóname, pero no tengo mucha fe en que puedas manejarte sola. No en la naturaleza como nosotras.

—Tiene razón —admite Lisa, aunque a regañadientes—. Tienes que ser rápida y ágil como una renegada y créelo o no, eso es lo que eres ahora. Y no pienses ni por un segundo que cualquier otro con el que te encuentres será tan amable o tan útil como nosotras. El mundo es un lugar cruel cuando estás sola, y más aún cuando estás indefensa y embarazada. Y sin un lobo.

—No hace falta que me lo recuerdes —murmuro.

—Pero es la verdad. Así que, aunque en contra de mi deseo de estar solas, admitiré que no podemos dejarte sola, ¿qué dices de unirte a nosotras? —pregunta.

—Di que sí —me anima Rina—. No lo habría ofrecido si no estuviera realmente dispuesta.

—De verdad no quiero ser una molestia —digo una vez más.

—Demasiado tarde, ya lo eres.

—Entonces... está bien, supongo.

—¡Yay! —chilla Rina de emoción—. ¡Tenemos una nueva hermana! Lo que significa que pronto tendremos una sobrina o sobrino. No puedo esperar.

Una hermana.

Hermanas.

Quizás esto no sea tan malo.

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