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Capítulo setenta y uno

Graham se sentó pesadamente en su silla de oficina. Al otro lado de su escritorio, Lucas y Theo hicieron lo mismo. Graham sonrió con sorna a Lucas, quien se estaba ajustando la mandíbula, comprobando si Graham había logrado romperla.

—¿Tenías que ir a la cara? —preguntó Lucas, mirando a su amigo co...