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Capítulo veintiséis

Al entrar en la casa de la manada por segunda vez, Catherine notó lo silencioso que estaba. Parecía como si lo hubieran vaciado para su llegada. La angustia en su estómago se profundizó y apretó la mano de Graham. Él mantuvo la mirada fija hacia adelante, con el ceño fruncido. Ella reconoció la expr...