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Capítulo 111: Te elijo a ti, no al Bond

La vuelta a nuestro hotel transcurrió en un silencio tenso. Los nudillos de Adrian estaban blancos sobre el volante, sus ojos fijos en la carretera. Podía sentir la ira y la frustración emanando de él en oleadas.

—Lo siento— dije finalmente, mi voz pequeña en el espacio confinado. —Esto no es lo qu...