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Capítulo 256

Mi sangre se heló al ver a Dorian parado en la puerta de la cocina. La expresión en su rostro era inescrutable, su mandíbula apretada, esos ojos gris-verde penetrantes fijos en Jennifer y en mí.

—Dorian—susurré, mi voz apenas audible por el ruido de la cocina—. ¿Cuánto tiempo has estado ahí?

—Lo s...