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CAPÍTULO 38 Que me jodan

AIDAN

—¿Quería besarla?

—Maldita sea, claro que sí.

—¿Quería saborear su piel de nuevo, enterrarme dentro de ella y tatuar mi nombre en las partes más profundas de la mente de Tara?

—Sí, joder.

—Sí, un millón de veces sí.

—Pero cuando sus ojos se abrieron y ella se recompuso, dando un paso atrás par...