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Borrón y cuenta nueva.

La celda apestaba a miedo y orina. El hombre estaba desplomado contra la pared, con las muñecas esposadas, los ojos moviéndose entre Kaiden y yo, como si aún estuviera evaluando sus posibilidades. No había ninguna. No tenía ganas de alargar esto. No más. No con Mia en la tumba y el mundo ya drenándo...