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Un presentimiento.

Kaiden no había dejado de mirar la laptop desde que Alina nos mostró las imágenes del motel. Su pierna rebotaba, las manos tamborileaban contra su rodilla como si ya estuviera a medio camino de salir por la puerta.

—Haremos algo con esto —dijo de repente, girándose hacia mí con ese brillo maníaco q...