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Tortitas.

—¡Mierda, mierda, mierda!— grita Mason mientras Isla levanta su mano para masajear sus bolas y él se sacude en mi boca, disparando semen caliente por mi garganta. Es demasiado, todo a la vez y encuentro mi propio alivio en Isla.

—Ahhh, mierda, sí, sí, gracias, señorita Isla, ¡gracias!— gruño mientr...