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CAPITULO 5

La calle pareció desvanecerse. El ruido del tráfico, la gente caminando, las luces... todo desapareció. Solo quedaba esa voz al otro lado del teléfono. La voz que había creído perdida para siempre.

—¿Eres tú? —repitió Amara, con la garganta cerrada.

—Sí... lo siento, amor. No tienes idea de cuánto...