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CAPITULO 1

Siempre había odiado las reuniones en la sala de juntas. Eran demasiado frías, impersonales.

Las enormes ventanas dejaban entrar la luz del mediodía, pero ni siquiera el sol lograba

calentar la atmósfera de ese lugar. Todo estaba diseñado para intimidar: la mesa de caoba

impecable, las sillas de cuero negro, las pantallas que proyectaban gráficos complejos y, por

supuesto, la mirada de mi padre, que era la peor de todas.

—Amara, ¿tienes algo que añadir? —su voz cortó mis pensamientos como un cuchillo.

Levanté la vista de mis notas, sintiendo cómo las miradas de los ejecutivos se clavaban en

mí. Sabía lo que esperaban. Esperaban que fallara, que titubeara, que mi padre pudiera

reafirmar lo que siempre decía: que yo no estaba lista para ocupar un lugar en la empresa.

Bueno, les demostraré lo contrario.

—Creo que la campaña digital puede manejarse de una manera más dinámica —comencé,

manteniendo mi voz firme—. Si queremos captar a un público más joven, debemos hablar su

idioma, no simplemente adaptar las estrategias de siempre.

Mi padre arqueó una ceja. Siempre hacía eso cuando intentaba ocultar su desaprobación.

—Interesante teoría, Amara —dijo finalmente, con un tono que dejaba claro que no lo era en

absoluto—. Pero lo que necesitamos ahora no son teorías, sino resultados.

Respiré hondo, contando hasta tres en mi mente para no responderle lo que realmente

pensaba. Desde que tenía memoria, mi padre había sido así: duro, exigente, y completamente

incapaz de reconocer un esfuerzo si no venía acompañado de un éxito rotundo.

—Por eso —continuó, con una sonrisa que no alcanzó sus ojos—, he decidido que este

proyecto será un reto para ti. Quiero que lo desarrolles en conjunto con nuestro nuevo socio.

—No necesito de na... —

—El está llegando — me interrumpió dejando claro a todos que mi palabra no tenía validez

alguna

La puerta de la sala se abrió justo entonces. Me giré hacia el sonido, esperando ver a algún

empresario canoso, otro de esos socios que mi padre adoraba por su experiencia y

trayectoria.

Pero no fue eso lo que encontré.

Primero vi los zapatos: unos Oxford negros perfectamente lustrados. Luego subí la mirada

por el traje oscuro, impecable, hasta llegar al rostro del hombre que acababa de entrar.

Era Liam Carter.

Por un momento pensé que mi mente me estaba jugando una mala pasada. ¿Qué demonios

hacía él aquí?

El chico que me había hecho la vida imposible durante toda mi infancia y adolescencia, el

mismo que había puesto tinta en mi vestido favorito en mi fiesta de cumpleaños número

doce, ahora estaba de pie frente a mí, sonriendo como si nada.

Aunque... no era exactamente el mismo. Este Liam era diferente. Había dejado atrás al

adolescente delgado y desgarbado. Ahora era un hombre alto, con una mandíbula marcada,

ojos oscuros y una presencia que llenaba la habitación. El traje negro le sentaba como si

hubiera nacido para usarlo, y su cabello oscuro estaba perfectamente peinado hacia atrás.

—Amara —dijo mi padre, rompiendo el silencio incómodo que se había instalado en la

sala—, te presento a Liam Carter.

Él me miró, y su sonrisa se ensanchó, esa misma sonrisa burlona que usaba cuando planeaba

algo.

—Un gusto verte de nuevo, Amara —dijo con voz profunda y ligeramente burlona.

—Ojalá pudiera decir lo mismo, Liam —respondí antes de poder detenerme.

Algunos ejecutivos se removieron incómodos en sus asientos, pero mi padre parecía disfrutar

el intercambio.

—Sé que ambos tienen un historial —dijo con tono despreocupado—, pero confío en que

podrán dejar eso atrás por el bien de la empresa. Este proyecto será una prueba importante

para ti, Amara. Quiero ver de lo que eres capaz.

Quise gritarle que yo no tenía nada que demostrar, pero sabía que esa sería exactamente la

reacción que esperaba. Así que simplemente asentí, obligándome a mantener la calma.

—Por supuesto, padre. Será un placer trabajar con Liam.

Él arqueó una ceja, sorprendido por mi aparente sumisión, pero no dijo nada.

—Perfecto. Entonces les dejo el resto de la planificación. Pueden empezar ahora mismo.

Cuando la reunión terminó, todos comenzaron a salir de la sala. Me quedé detrás, revisando

mis notas, pero sabía que Liam estaba esperando para hablar conmigo.

—Nunca pensé que trabajaríamos juntos, Amara —dijo finalmente, acercándose.

—Y yo nunca pensé que te dejarían entrar aquí —repliqué, levantando la vista para mirarlo

directamente a los ojos—. ¿Qué hiciste, Liam? ¿Sobornaste a alguien?

Él sonrió, pero esta vez había algo más detrás de su expresión. Un destello de incomodidad,

tal vez.

—Digamos que soy muy persuasivo.

—O muy afortunado.

Me dio un vistazo rápido, como si estuviera evaluando cuánto había cambiado yo también.

No me gustaba la forma en que su mirada parecía desnudarme, como si aún estuviera

tratando de encontrar algo en mí que pudiera usar en mi contra.

—Bueno, será interesante ver si puedes mantenerte a la altura del reto —dijo, dándome una

última sonrisa antes de salir de la sala.

Me quedé allí, respirando hondo, tratando de calmar los nervios que su presencia había

despertado. Esto no iba a ser un reto. Iba a ser una guerra.

De inmediato fui a la oficina de papá, esto no podía estarme pasando. Lo último que

esperaba es que papá trajera a quien me había atormentado la mayor parte de mi vida para

trabajar conmigo en un proyecto.

—Papá tenemos que hablar — dije al abrir la puerta, el solo levantó la vista y sin importarme

su me recibía o no seguí y me senté frente a él

—Dime — se quitó los lentes

—¿Liam? — cuestione —Papá, no pudiste haberlo aceptado después de lo que me hizo,

sabes que lo odio y él a mi. No pienso trabajar con él — dije firme y cruce mis brazos

—Amy — papá me habló, siempre lo decía cuando me quería enseñar algo — Mi fuerte y

ruda Amy — sonrió y yo solo lo miré — ¿Crees que yo no he trabajado con personas

desagradables? ¿Qué muchas veces he querido tirar la toalla? —

—¿Pero Liam papá? — me quejo

—Si, Liam. Debes superar este reto para poder manejar todo esto. Sabes que pronto saldré de

aquí y nuestro imperio tiene que seguir vigente y no confío en nadie más que en ti — baje la

mirada

—No se si pueda resistir las ganas de asesinarlo — papá sonríe

—Hazlo, porque no querrías terminar en la cárcel — suspiro —Además debes mejorar la

relación con él. Ya que es nuestro nuevo socio, estará aquí de largo — maldije

—Esta bien papá — me levante y salí de ahí

Esto era inusual, papá no lo hubiera aceptado aquí, algo estaba pasando y yo lo descubriría.

Hola.

Bienvenidos a mi mundo.

Gracias por leer este capitulo.

No olviden que estoy en redes sociales como Genemua.Libros y en mis historias destacadas encontrarán a los personajes como yo me los imagino.

Espero se puedan pasar por ellas y disfrutar de estos personajes.

Nos leemos despues.

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