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Plan

Thiago comenzó a reír, una risa sutil y falsa.

Dobló el periódico y cruzó sus piernas para brindarle total atención a ella.

—No necesito que seas mi esposa. Mucho menos necesito que te hagas cargo de mi hija. Ahora vete de mi casa —él espetó.

—Señor… en verdad quiero una oportunidad. En el momento me encuentro sin trabajo, y adoro a los niños. Realmente haría un muy buen trabajo. Solo necesito una oportunidad —ella habló con rapidez.

—¿Por qué debería de aceptar? —él se puso de pie—. ¿Qué ganaría yo metiendo a una desconocida en mi casa, haciéndola mi esposa, pero sobre todo… dejando que se encargue de mi hija?

—Como le dije, escuché que necesita una esposa. Usted podría obtener lo que quiere, así mismo yo podría juntar un poco de dinero. Creo que no hace falta recordarle que usted es el responsable de que yo esté aquí. Tuve un accidente por su culpa.

—¿Dos cheques no fueron suficientes? No me interesa contratar a una niñera, mucho menos tener una esposa como tú… así sea una esposa falsa.

—¿Podría considerarlo? Estoy dispuesta a que me ponga a prueba. Por favor piénselo… en verdad necesito esta oportunidad.

—No suelo contratar desconocidos. Todos deben pasar un filtro, no confío en nadie.

Elena caminó rápidamente hasta donde él, quedaron a pocos centímetros de distancia, no podía perder la oportunidad.

—¿Qué tengo que hacer para que me acepte?

Thiago levantó la mirada cuando su pequeña venía directo hasta donde ellos.

Sin embargo, en lugar de ir directo a donde su padre, se acercó a Elena y estiró sus pequeñas manos hacia ella.

Thiago observó todo, se formó un nudo en su garganta, Ava había compaginado a la perfección con ella.

¿Debería ser egoísta o pensar un poco más en su hija?

Elena se agachó y le dio un abrazo, no era fingido, en verdad Ava le agradaba.

—Te despertaste y no me esperaste, quería que jugáramos un poco y desayunaramos juntas —Ava dice haciendo pucheros.

—Lo siento, te prometo que la próxima vez esperaré que despiertes para levantarme de la cama. Pero hoy… si quieres podemos desayunar juntas.

Ava sonrió y movió sus manos con emoción.

—¿Te puedes quedar por mucho tiempo? Por favor —de nuevo hizo pucheros—. Papá, ¿Ella puede quedarse mucho tiempo?

—¿En verdad eso es lo que quieres princesa?

—Sí, quiero que ella sea mi amiga. Creo que mi mamá la envió para que yo no la extrañara tanto.

Thiago ladeó sus labios en una sonrisa, le dolía que los sentimientos de su hija estuvieran involucrados en las malas decisiones de su vida.

—Está bien, ella se quedará. Ve y te arreglas para desayunar. Ella y yo hablaremos mientras tanto.

Cuando quedaron solos, Thiago endureció su rostro. Sí había algo que él pudiera hacer para que su hija fuese feliz, lo haría de cualquier manera.

Ella entró al despacho detrás de él, era intimidante su presencia.

Elena sabía que en ese instante su principal aliada era aquella pequeña.

—No sé qué fue lo que hiciste o dijiste para que mi hija tenga esa sensación de querer estar contigo.

—No le dije nada, tan solo la acompañé como me lo pidió, la abracé, le di lo mejor de mí.

—Es ilógico, ni siquiera nos conocemos.

—No es necesario conocerse. Señor, puede ponerme a prueba desde el momento que usted quiera. Haré todo lo que esté a mi alcance por hacer que ella esté bien.

—Una semana, tan solo una semana. —Elena sonrió—. No quiero ningún error, no quiero nada que me haga molestar y mucho menos quiero que estés escuchando conversaciones.

—Le prometo que no lo defraudaré, de verdad necesito el trabajo. Y ustedes dos cayeron como un par de ángeles para mí. —Él negó.

—No soy un ángel, soy todo lo contrario. Y no creo que quieras conocer esa parte. Puedes quedarte en una de las habitaciones.

Por un lado, Elena sintió que al menos con ese dinero que ganaría, podría pagar para que su padre estuviera bien cuidado en la clínica.

—Thiago Jonhson —él estiró su mano sacándola de sus pensamientos.

—Elena. Será un placer trabajar para usted señor Johnson. —Ella sonrió, mientras que él mantuvo su postura, serio, frío.

Thiago dio una orden clara, sus empleados la vigilarían mientras estuviera en la casa. No podía exponer a su hija, pero el hecho de que ella no quisiera ninguna de sus anteriores niñeras, le dejaba claro que solo tenía esta salida.

Él encendió la computadora, la primer noticia que salió e indiscutiblemente lo indispuso fue el matrimonio de su hermano, y no solo eso, proyectaban como el siguiente heredero de toda la fortuna del imperio Johnson.

Apretó sus manos y con fuerza golpeo la mesa.

Si quería continuar manejando todo como hasta ahora, la única solución era casarse.

No tenía otra opción, él levantó la mirada, escuchó las risas en la sala, cuando salió vio a Elena jugando con Ava. Su hija se veía feliz.

Thiago no solía manejarse bajo impulsos, pero debía actuar.

Elena levantó la mirada y la conectó con la suya, la mirada penetrante por parte de Thiago la atravesó totalmente.

Ava subió las escaleras, Elena aprovechó eso y se acercó a Thiago, quien estaba apoyado en la pared con sus brazos cruzados.

—Realmente es una niña encantadora. —Él exhaló, sacando todo el aire que tenía acumulado.

—Tienes razón Elena —ella arrugó sus cejas intentando comprender de que hablaba—. Tienes razón, debemos casarnos.

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