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Destrozada

Thiago abrió sus ojos sorprendidos ante el anuncio que su hermano estaba dando. Se iba a casar, un hombre como él que nunca tomaba en serio a las mujeres iba a casarse.

Joel besó a su acompañante y luego puso el anillo en su dedo con una gran sonrisa de lado a lado.

—Felicidades, no esperaba eso, fue bastante oportunista de tu parte —Thiago dijo acercándose a su hermano—. ¿No creíste que lo mejor era anunciarlo en otro momento? Es la cena por el cumpleaños de nuestro padre, no hay que quitarle el protagonismo.

—Gracias por tus palabras hermano —respondió él con sarcasmo.

Joel dio media vuelta mientras recibía los halagos de los hombres que los estaban acompañando.

—¿Sabías de esto? Por eso insististe que estuviéramos todos —Thiago le cuestionó a su padre con el ceño fruncido.

—Así es, es más le pedí que hiciera lo posible para casarse pronto —dijo el anciano bebiendo de su copa.

—¿Le pediste que se casará pronto?

—No es un secreto para ti ni para nadie que estoy bastante viejo. Y honestamente pienso que la empresa debería ser manejada por alguien que esté casado y que tenga su familia.

—La empresa la manejo yo y tengo familia, Ava es mi familia.

—No tengo que recordarte que la madre de Ava los abandonó. Amo a mi nieta, pero realmente tu imagen en la empresa da mucho de que hablar.

—Soy la persona que da buenos números. Joel ni siquiera aparece en la empresa como para que digas ese tipo de cosas.

—Todos los empresarios tienen sus familias, eso habla del compromiso. ¿Acaso crees que van a confiar en ti los demás?

—¡Es bastante estúpido eso!

—No lo es, quiero unificar todas las empresas y hablando con los inversionistas dejan claro que quieren algo distinto en la presidencia, alguien como ellos. No me queda mucho tiempo de vida y quiero hacer las cosas bien.

—¿Hacer las cosas bien? —Thiago bufó—. Me quieres quitar la presidencia para dársela a mi hermano, él es un irresponsable, ni siquiera tiene control de su propia vida.

—Por eso mismo debe casarse. Eso nos va a demostrar que él puede y ha cambiado. Tú no perderías la empresa, te harías cargo de la vicepresidencia mientras que tu hermano sería el presidente. —El anciano tocó el hombro de su hijo—. A menos de que tú quieras que las cosas sean diferentes y le des a Ava la familia que se merece.

—¿Debo competir con mi hermano?... Es decir que para continuar con mi vida como hasta ahora, debo casarme.

—Así es. Los dos tienen las mismas posibilidades, pero hay que dejar claro que al menos él lleva la delantera.

Thiago quedó allí completamente sorprendido ante las palabras de su padre, pero sobre todo ante la ventaja inesperada que su hermano estaba tomando en la empresa.

Mientras tanto, Elena observaba todo con cautela. Tapando su boca evitando que un sollozo indiscreto la fuera a delatar.

Era él… indiscutiblemente era él.

Pero ¿por qué la había abandonado y ahora estaba a punto de casarse con alguien más?

Esas preguntas no dejaban que ella pudiera ni siquiera respirar con tranquilidad.

Las imágenes de ellos dos semanas atrás, sus besos, sus caricias… absolutamente todo, pasaba por su cabeza una y otra vez.

Ella escuchó que alguien se acercaba, se ocultó detrás de algunos muebles esperando que nadie la encontrara. Allí escuchó su voz de nuevo.

—¿Todo esto lo estás haciendo a propósito Joel? Siempre has querido tener todo, no te conformas con tener la mitad —dijo Thiago.

—Hermano, honestamente no veo cual es el problema. Estoy enamorado y quiero casarme, solo que tuve la fortuna de que nuestro padre me diera la oportunidad de encargarme de todo tan pronto me case.

—Joel a mí no me gusta andar con rodeos, si quieres casarte hazlo, pero no voy a dejar que tú inmadurez e irresponsabilidad acaben con todo lo que he logrado a lo largo de mi vida —Thiago gruñó.

—Hermano, no soy tu enemigo.

—No demuestras lo contrario, te voy a pedir que te retires. Ya todos se están marchando, y quiero quedarme solo.

Thiago giró sobre sus talones y fue directo al despacho, completamente indispuesto por lo que había sucedido minutos atrás.

Al llegar allí, lanzó todo lo que estaba sobre la mesa. ¿Una esposa? Como si eso fuera crucial para poder triunfar en los negocios.

Mientras tanto, Elena miraba de reojo a Joel. No sabía qué era lo que más le dolía, si su abandono, su falso amor o el hecho de que mintiera hasta con su nombre.

Ella espero que él bajara las escaleras, para luego volver a la habitación de la niña.

Se acostó a su lado, con el corazón completamente destrozado. El llanto no paraba de salir, pero esta vez era silencioso, con gritos internos cargados de incertidumbre y dolor.

El cansancio le ganó, se quedó dormida entre sollozos, buscando la manera de olvidar.

Thiago las observó unos cuantos minutos, se ubicó en el marco de la puerta y por primera vez en mucho tiempo su hija dormía sin quejarse, sin llorar entre sueños.

Aquella extraña estaba logrando lo que él en mucho tiempo no había podido.

Elena abrió los ojos cuando el sol se filtró por las ventanas. Ava continuaba durmiendo como el ser más perfecto.

Ella se levantó y dejó un beso en su frente.

La noche había sido terrible, y el sinfín de pensamientos que habían pasado por su cabeza le dejaron algo claro: debía averiguar exactamente qué había pasado con el hombre que le juró amor algunos meses atrás, y para eso tenía que quedarse en esa casa a como diera lugar.

Ella bajó las escaleras buscando a Thiago, lo vio sentado tomando una taza de café.

Sin pensarlo mucho acortó la distancia que había entre los dos.

—Señor —ella llamó su atención.

—El cheque está sobre la mesa, puedes pedirle a uno de los choferes que te lleve a tu casa. —Él siguió con la mirada en su periódico.

—La verdad… no quiero irme de aquí.

Él giró lentamente su cabeza, observandola detalladamente.

—Sé que necesita una esposa, yo necesito trabajo. Quiero ofrecerme para eso.

—¿De qué estás hablando?

—Sé que no debí, pero escuché todo anoche. Necesito trabajo, puedo ser la niñera de su hija, puedo encargarme de ella y al mismo tiempo fingir ser su esposa.

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