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El nacimiento y las secuelas

El olor a antiséptico llenó la nariz de Valentina cuando entró en la sala de parto, las luces brillantes del techo casi demasiado fuertes para sus ojos privados de sueño. Pero nada de eso importaba porque Elizabeth estaba en la cama del hospital, sudorosa, sin aliento y pareciendo a segundos de esta...