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Asentí. —Puedes irte.

La sirvienta hizo una pequeña reverencia y se fue, cerrando la puerta tras ella. Solté un pequeño suspiro, luego tomé mi teléfono y lo desbloqueé. 8:00 PM.

Lucas aún no había regresado.

Revisé mis notificaciones. No había llamadas perdidas. No había mensajes. Nada.

Me sentí...