




Capitulo 4
—¿Disfrutando del paisaje mi Dulce?
—Me está siguiendo señor Alcalá creo que deje todo claro con su primo, aun no me envía los papeles del divorcio
—No esperes eso preciosa, anda buscándote por todos lados para que le aclares muchas cosas, yo solo estoy de paso, vine a cerrar un negocio y por casualidad te encontre
—Permítame decirle que no le creo, Leandro ni se ha de acordar de mi existencia, por eso no agilita lo del divorcio, y usted si me anda siguiendo, no creo en las casualidades señor Alcalá
Termino de hablar, cuando el secretario del señor Alcalá se acercó a él y le señalo una mesa, donde una pareja lo esperaba, queria que el suelo se le abriera y la tragara, vomitándola en su casa
—Me disculpo Dulce, tengo negocios que atender, espero volver a verla antes de regresar
—Yo espero que no, usted mejor que nadie sabe que no quiero a ningun Nobis cerca
—Bien dijo “ningun Nobis” yo soy Alcalá, Alcalá de la Alameda no tengo nada que ver con los Nobis
Lo vio marcharse sonriendo, era un descarado sin escrúpulos, le coqueteaba sin ningun pudor o respeto hacia el que en ese entonces era su esposo, el cual tambien era su primo “Leandro Nobis”
—Mi amor te extraño tanto ¿Cuándo vienes?
—No has salido a socializar ¿cierto Marcela?
—¿Qué comes que adivinas mi amor?
—Es para lo unico que me quieres, dime como va todo en el estudio
—Bien, acabo de firmar tres contratos para amenizar fiestas privadas, obvio que la primera pianista que buscaron eras tú, pero les dije que no estabas disponible, hablando en serio, necesito que vengas a revisar unos cuantos documentos importantes y nuevas contrataciones, artistas que quieren que nuestra empresa los dirija
—Es bueno que el estudio tenga buena acogida despues de tanto tiempo inactivo, regresare mañana por la tarde, ya dejé todo listo aquí
—¿Qué le paso a Leandro doctor?
—Antes que le diga cualquier cosa, primero hagámosle el chequeo, para eso vine
—Está bien
—En general está bien, le daré una orden para examenes y asi descartar cualquier enfermedad que a simple vista no se vea, por otro lado, todo está bien, debe alimentarse, descansar y tomar las vitaminas que les voy a enviar
—Claro doctor, digame la condición de Leandro ¿Por qué se desmayó?
—Hace muchos años, el señor Nobis tuvo un accidente en la nieve durante unas vacaciones con su esposa, al parecer sus recuerdos se revolvieron, la comenzó a buscar a usted y señalo a su esposa como su asesina, por su condición nadie le aclaro las cosas y su padre se aprovechó de eso para destruir a los D’ Maria y quedarse con sus empresas, mientras el señor Nobis destruía a la señora Dulce por creerla su asesina
—¡Esto es demasiado! Mi padre es un ruin, un canalla que nada le importo, ni siquiera su hija
—La condición del señor Nobis es algo delicado, con su regreso puede que su mente se aclare y que al fin la señora Dulce tenga la paz que necesita
—¿Leandro la trato muy mal?
—Mejor pregunte ¿Qué no le hizo? Pobre mujer aguanto por años desplantes, humillaciones, maltratos, ella era fiel a su esposo, devota como nadie, eran una pena ver como se destruía poco a poco
—Mi padre no tiene perdon, pobre Dulce y pobre Leandro, les arruino la vida
El doctor y Evangelina hablaban sin saber que Leandro escuchó todo, sintiéndose el hombre más ruin del mundo, trato a Dulce como asesina, cuando el era el que tenía las manos sucias de sangre, la sangre de la familia D’ Maria
—Por fin en casa ¿Dónde estás mi cielo?
Fue raro llegar y no encontrar a una Marcela llorando y haciendo berrinche por el tiempo que la abandono, se sento y masajeo sus piernas, el viaje la agoto física y mentalmente, hasta que sentio unas manos en los hombros
—Ya decía yo que era imposible que salieras sin mi cariño, solo estabas escondiéndote de mí bebe, traje de mi viaje todo lo que me pediste nena
—Gracias, pero no te pedi nada
Se asusto al escuchar esa voz, se puso de pie muy rapido mirando a la persona frente a ella, nunca penso encontrarlo en su pequeño departamento
—¿Qué hace aquí señor Nobis? En esta humilde casa, digame en que podemos ayudarle
—Necesito hablar contigo Dulce
—Mi abogado me comento que ya habia enviado los papeles del divorcio, si quiere comentar algo de eso, soy toda oídos
—No es del divorcio que quiero hablarte
Se sorprendió cuando se arrodillo frente a ella, su mirada de dolor le comprimió el pecho, pero ya no necesitaba su lastima, ni su amor, le quedo muy claro en tantos años de matrimonio, ahora no vale la pena
—Levántese, no sé qué trama señor Nobis, sin embargo, no creo que esto que está haciendo sea algo coherente
—Por favor acepta mis disculpas Dulce, fui un infame durante nuestro matrimonio y te pido perdon por eso, sé que no será facil que me perdones y…….
—Lo siento por interrumpirlo señor Nobis, no tenemos nada de que hablar a mí me quedo claro todo, a lo largo de los años, con cada mujer que llevaba a casa, una más parecida que la otra a su amor perdido, su Evangelina, no veo de que quiere hablar ahora