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Capítulo 171: Vino y lloriqueo

Día cuatro. Las persianas dejaban entrar finas tiras de luz que bailaban en el techo. Bonito, supongo. Pero el silencio era tan denso que podría haber gritado solo para escuchar algo.

Mis pies descalzos tocaron el suelo frío cuando me levanté de la cama. El frío me recorrió el cuerpo, despertándome...