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Apenas llegaron al hotel, el hombre giró la cabeza y se dio cuenta de que Lila seguía profundamente dormida en el puesto del copiloto. El hombre comenzó a zarandearla un poco y le dijo:

—Levántate, ya hemos llegado al hotel, abre los ojos.

Ella gruñó y se acomodó un poco más, como si se prepar...