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La hora del almuerzo se arrastró con una lentitud exasperante. Para Lila, lidiar con la presencia de Ethan al frente, mientras intentaba aparentar una calma que no sentía, era un verdadero suplicio. Cada bocado se convertía en un esfuerzo consciente, forzando la comida a pasar por su garganta. Aun a...