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Por su parte, Lila observó cómo la figura de Ethan desaparecía tras la puerta. Una mueca de fastidio cruzó su rostro y, casi imperceptiblemente, rodó los ojos, como si la insistencia de su jefe fuera un fastidio constante y predecible. Volvió a sumergirse en su trabajo, sus dedos tecleando con una v...