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Capítulo 138

Alexander dio un paso adelante, su presencia imponente hizo que el guardia de seguridad aflojara su agarre en mi muñeca. El aire fresco de la noche no hacía nada para aliviar el ardor en mi pecho mientras me quedaba ahí, temblando y con el rostro lleno de lágrimas.

—La llevaré a casa —dijo Alexande...