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82

CAPÍTULO 82

Robin estaba sentado en silencio, con el ceño fruncido, mientras Rosario temblaba en sus brazos.

Sabía de lo que era capaz ese maldito, fue imposible no conmoverme de su dolor

—Ahora estás segura, te llevaré a tu habitación para que descanses.

Robin se encerró en nuestra habitación, e...