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Capítulo 55. NO HAY NADIE MÁS CALIFICADO QUE YO (parte 4)

—Rámses... ehm... ¡Oh, Dios!... ¿Puedes...?

—¿Qué? ¿Qué necesitas?

Ella guardó silencio y yo me desesperé así que entré al baño. Seguía sentada en la taza, con sus piernas unidas y las pantis por la rodilla.

—Me llegó el periodo y... manché todo... necesito asearme y cambiarme.

Pensé que era algo má...