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Capítulo 48 . CUANDO LA VIDA TE DA LIMONES... (parte 4)

Salí a la fresca noche con gran timidez. Rámses tendió su mano y cuando la tomé me haló hasta su regazo. Olía a sudor, y un poco a su perfume, no era desagradable, pero aunque lo fuese hubiese permanecido exactamente en el mismo lugar, porque era donde él me necesitaba.

Fernando comenzó a explicarle...