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Bajó otro poco y esta vez gimió. ¿Por qué dolía? ¿Por qué? ¿No estaba húmeda? ¿No estaba preparada ya?

Los ojos se le humedecieron, pero no se separó de él. Daniel se sentó sin moverse mucho, viendo su determinación, y elevó una mano a ella y le quitó el cabello que se le venía al rostro.

—Mírame –l...