Read with BonusRead with Bonus

68

Diana despertó sintiéndose extraña, liviana, libre.

Había sacado fuera su pesada cruz anoche, recordó. Ya Daniel sabía toda la verdad, y él, en vez de despreciarla, seguía atesorándola.

Lo encontró mirándola fijamente, con sus ojos que le recordaban las hojas en verano, tan verdes y puros, y sonrió...