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Diana abrió sus ojos cuando escuchó su nombre. Alguien la estaba llamando.

Luego comprendió que quien la llamaba no gritaba su nombre, sino que lo susurraba, y estaba tras ella, pegado a su cuerpo, abrazándola…

Y con una increíble erección mañanera.

—¿Dan? –lo llamó ella, con el corazón acelerado, ...