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No es mi circo, no son mis abuelas

El resplandor del monitor ilumina la sala de guerra. Mi voz está ronca de repetir el mismo mensaje a Alfa tras Alfa: Estoy viniendo. Preparen a su manada. Espérenme pronto. Algunos responden con obediencia. Algunos dudan. Ninguno se niega.

La pantalla se apaga de nuevo, y estiro los hombros, el lob...