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Solo era una excusa para tenerla entre tus brazos

—¿Qué le sucede, señor McCarthy? —Alma se levanta y lo mira con desdén—. ¿Cómo se atreve a alzar la voz?

—¡Solo dime la verdad! —exclama él.

—Aquí la única verdad es que usted tiene un cargo de conciencia pesado con su secretaria. Eso es lo que pasa. Y tu nivel de imaginación me hace pensar que es...