Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 42

—Maldita sea, Jace, no pares—rogué, con las piernas temblando. Mi clímax me golpeó fuerte, arrancándome un grito—. ¡Jace!—me deshice, olas recorriéndome, y él siguió, trabajando mi clítoris hasta dejarme sin aliento, agotada.

Él se arrastró hacia arriba, besándome profundamente, y probé mi sabor en...