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Capítulo 40

Las pieles estaban extendidas junto al lago, suaves contra mi piel desnuda. El aliento de Jace quemaba caliente en mi cuello, sus manos firmes, deseándome. Mi corazón latía tan fuerte que sabía que él podía sentirlo.

Me presioné contra Jace, mis dedos agarrando su camisa. —Jace, te quiero—maldita s...