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CAPÍTULO NOVENTA Y OCHO

—¿De verdad crees que tienes la superioridad moral aquí? ¿Crees que puedes decirme lo que puedo y no puedo hacer? No tienes derecho, Kyle. Tú eres el que la cagó—ella te dejó, ¿recuerdas?—Su voz se volvió venenosa mientras se defendía, sus ojos brillando de furia—. ¿Por qué no lo admites? Estás celo...