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CAPÍTULO OCHENTA Y SEIS

Debería haberlo detenido.

Debería haberme apartado en el mismo segundo en que sus labios tocaron los míos.

Pero no lo hice.

Porque en el momento en que Kyle me besó, el resto del mundo dejó de existir.

La habitación, el frío, el miedo persistente que aún se aferraba a mi piel como una segunda ca...