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CAPÍTULO OCHENTA Y DOS

ASHLEY

El sol apenas había comenzado su descenso cuando cerré la tienda, el suave clic de la puerta al encajar en su lugar señalando el final de otro día. El negocio había sido constante—ni abrumador, ni lento, solo... normal. Y por ahora, eso era suficiente. Mi línea personal de fragancias había c...