Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO SESENTA Y SEIS

Empujé la puerta, entrando. La visión de ella me golpeó como un puñetazo en el estómago.

Ashley estaba sentada al borde de la cama, una toalla sobre sus hombros, su cabello húmedo cayendo en ondas enredadas sobre la tela.

Pero fueron sus ojos los que me destrozaron.

Enrojecidos. Cansados. Vacíos ...