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CAPÍTULO SESENTA Y TRES

El rítmico golpeteo de la lluvia contra la ventana me sacó de las profundidades del sueño. Mis párpados se abrieron lentamente, ajustándose al tenue resplandor de mi habitación. El suave zumbido de la ciudad afuera se mezclaba con el constante tamborileo de las gotas de lluvia, creando una melodía t...