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CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO

RYAN.

Necesitaba encontrarla. Podría estar herida. Pisoteada. Perdida en el caos. Inconsciente.

Un zumbido agudo y penetrante se instaló detrás de mis ojos, aumentando con cada segundo que pasaba. Dios, ¿por qué hacía tanto calor aquí?

El sudor resbalaba por mis palmas mientras escaneaba la multi...