Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

Nueva York olía diferente.

O tal vez era solo yo.

Me encontraba en medio de mi apartamento, la maleta aún junto a la puerta, mirando a la nada y a todo al mismo tiempo. El aire aquí se sentía más pesado, más denso con familiaridad, pero vacío de una manera que no podía explicar.

Alemania había si...