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CAPÍTULO TREINTA Y UNO

KYLE

No había planeado volar a Alemania.

Todo estaba listo para Milán: el vuelo reservado, mis maletas empacadas y mi mente preparada para la asociación con los Valenti que finalmente podría solidificar mi posición en el mercado europeo. Era la elección lógica, la responsable. Pero cuando comenzó ...