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CAPÍTULO CIENTO TREINTA Y DOS

KYLE

Creo que he vuelto a vivir.

Los últimos días habían sido una muerte lenta y dolorosa. No del tipo en que el corazón deja de latir o los pulmones fallan, sino el tipo en que todo lo que te hace ser tú se arranca, recuerdo por recuerdo. Yo sin Ashley no era yo en absoluto. Era una cáscara vacía...