Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO CIENTO VEINTIOCHO

KYLE

El bolígrafo se siente más pesado de lo que debería.

No en peso, sino en consecuencia. En final.

Se posa entre mis dedos como un arma que me obligan a usar contra mí mismo. Lo miro por un momento, inmóvil. Mi pulgar roza el barril. Suave. Metálico. Impersonal.

Como todo en esta sala.

Firmo...