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CAPÍTULO CIENTO TRECE

El aplauso de la prensa aún resonaba en mis oídos, pero se sentía vacío. Fabricado. Como todo lo demás en ese maldito mundo de cámaras destellantes y mentiras pulidas.

No esperé el informe del equipo de relaciones públicas. No me detuve para el resumen de Mark. En el momento en que bajé del escenar...