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CAPÍTULO CIENTO ONCE

ASHLEY

—Gracias —murmuré al tomar la taza de café de manos de Ethan, la calidez apenas registrándose contra mis manos heladas.

Estábamos en mi apartamento. Era tranquilo, excepto por el suave zumbido del radiador y el sonido ocasional de los coches pasando afuera.

Mis dedos se aferraron a la taza...