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CAPÍTULO CIENTO SIETE

La oficina estaba demasiado silenciosa.

No el tipo bueno de silencio—productivo, enfocado, prometedor—sino el tipo que te hace sentir incómodo. Como si algo aún estuviera arrastrándose bajo la superficie. Habían pasado dos días desde que arreglamos el último daño digital del ataque, pero la verdad ...