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Capítulo 50

Los dedos de Henry se enredaron en mi cabello mojado, mi piel hormigueaba por su toque a pesar de mi enojo. Su agarre me mantenía en mi lugar mientras sus ojos ardían con posesividad.

—Eres mía —gruñó contra mi piel—. Lo que sientas por Sanders o este Sam, recuerda esto. Siempre serás mía.

Debería...